El racismo nos daña a todos
Read in EnglishPor Kristin Jones y Ned Calonge, MD, MPH
En 1964, cuando Lyndon B. Johnson estaba haciendo campaña por la presidencia, propuso acabar con la pobreza. Un objetivo tan audaz es imposible de imaginar en el ambiente político actual—de los políticos de cualquiera de ambos partidos. Sin embargo, Johnson obtuvo un triunfo arrollador.
Era una época en la historia de Estados Unidos en la que el consenso político, tanto de la izquierda como de la derecha, era que el gobierno debía ayudar a las personas. Pero ya cuando Johnson ganaba las elecciones presidenciales de 1964 usando una plataforma contra la pobreza, la erosión deliberada de ese consenso se había iniciado.
Eso es porque, alrededor de esa época, los republicanos vieron una oportunidad: El movimiento de los derechos civiles había desenterrado temores raciales y resentimiento entre los blancos, especialmente en el sur dominado por los demócratas. Los estrategas vieron una diferencia que podían usar para dividir a la coalición de votantes blancos pertenecientes a la clase trabajadora y a los votantes afroamericanos.
Esta es la conclusión a la que llegó el académico experto en temas legales y escritor Ian Haney López, autor de “La política del silbato para perros” (Dog Whistle Politics), con base en sus investigaciones de estrategias políticas en EE.UU. conforme se desarrollaron después de la era de Johnson. Sus descubrimientos y conclusiones, presentados en las instalaciones de Mile High Station en Denver a principios de mayo, se resumen aquí. La presentación de Haney López se volverá a transmitir por el estado durante eventos con pláticas facilitadas como parte de la Serie de aprendizaje sobre la equidad en salud de The Trust.
Durante su cobertura de una reunión del Comité Republicano Nacional en 1963 en Denver, el periodista conservador Robert Novak escribió: ““Una buena parte, quizás la mayoría de los líderes del partido, piensan que hay una cantidad sustanciosa de oro político a explotar en la crisis racial al convertirse de hecho, pero no de nombre, en el Partido del Hombre Blanco”.
Haney López le da a esto el nombre de “la política del silbato para perros”: decir en código lo que no se aceptaba políticamente decir directamente—todo con el objetivo de concentrar el poder y la riqueza.
Como un silbato para perros, las palabras que el candidato presidencial Barry Goldwater y su partido usaron enviaron una señal de alta frecuencia para la audiencia deseada, sin que otros la escucharan. Los “derechos de los estados” que Goldwater apoyaba se entendían que significaban que el gobierno federal no debería forzar la integración en las escuelas. Se sabía que la “libertad de asociación” significaba que los restaurantes podían elegir servirles solamente a los clientes blancos.
Durante su plática, Haney López dio una explicación poderosa de cómo los políticos en EE.UU. en generaciones subsecuentes se han aprovechado de los temores raciales para aumentar su propio poder y transferir los recursos a las corporaciones y los muy ricos.
Los políticos crearon una nueva forma de racismo cuando empezaron a utilizarlo como una estrategia, Haney López dijo, al construir muros altos entre comunidades con intereses comunes.
Los ganadores de este racismo estratégico son pocos, pero poderosos. Los muy ricos han obtenido enormes beneficios de la erosión de un consenso sobre el gobierno como promotor de los intereses de la gente en EE.UU. En los últimos 50 años, Haney López explicó, las invocaciones raciales codificadas han ayudado a desarrollar un consenso encontrado: Que cada uno de nosotros estamos solos, y que los ricos se merecen ser premiados por sus logros.
Los perdedores de esta estrategia, agregó, incluyen el resto de nosotros, quienes hemos aceptado a la pobreza, la mala salud y la desigualdad creciente como consecuencias de nuestra supuesta meritocracia.
Cada generación de políticos trae consigo una nueva versión de la política del silbato para perros. Si Goldwater fue el pionero de las invocaciones raciales codificadas, Richard Nixon fue el primero en dominarlas.
“Nixon tomó la decisión de que obtendría el voto racista”, Haney López dijo. En 1972, ocho años después de que Lyndon Johnson obtuviera un triunfo arrollador, Richard Nixon ganó aún más contundentemente.
Haney López dijo que, haciendo campaña con base en los derechos de los estados, la libertad de asociación, el monstruo del “transporte forzado en autobuses” (otra forma de hablar sobre la integración de las escuelas), y la ley y el orden, Nixon causó grandes cambios en los patrones de votación en EE.UU. Estos cambios persisten en la actualidad.
“El Partido Republicano actual atrae alrededor del 90 por ciento de sus votos de las personas blancas”, dijo. “El Partido Republicano actual está usando como estrategia atraer a los blancos con los mayores temores raciales. Fueron e hicieron lo que dijeron que iban a hacer”.
La primera parada en la campaña presidencial de Ronald Reagan después de haber ganado la nominación del Partido Republicano fue en Filadelfia, Mississippi, en donde prometió defender los derechos de los estados en un lugar principalmente conocido por ser donde se lincharon a tres líderes de los derechos civiles en 1964.
“Lo que Reagan descubre es cómo conectar la política del silbato para perros con la hostilidad contra el gobierno”, Haney López explicó. “Y lo hace a través de frases como ‘la reina del welfare’”.
Reagan describió una imagen de “un macho joven” (la cual cambio más tarde a “un tipo joven”) parado haciendo fila enfrente de ti en el supermercado, comprando un filete de ternera con vales de comida mientras tú esperas para comprar una hamburguesa. La enseñanza codificada de esta historia era que el gobierno estaba tomando el dinero ganado con gran esfuerzo por los blancos, a través de los impuestos, y gastándolo en minorías que no se lo merecían.
Funcionó. Las políticas que promovían reducir impuestos, recortar gastos en programas sociales, y confiar en el mercado y los ricos para que proporcionaran la prosperidad económica se popularizó bastante—y no solo entre los republicanos.
“A partir de los años 90, los demócratas también empiezan a usar el silbato para perros”, Haney López dijo. “Hay una competencia activa entre los republicanos y los demócratas para atraer a los blancos con resentimientos raciales con un tipo de apuesta cada vez mayor de probar qué partido trata más duramente a la gente de color.
Haney López explicó que esta competencia impulsó el ataque contra el welfare del presidente Clinton, y su enfoque en políticas severas contra el crimen que resultaron en el encarcelamiento de millones de personas negras y marrones en EE.UU.
Después del 11 de septiembre, los musulmanes surgieron como un nuevo monstruo racial. Al mismo tiempo, los esfuerzos para explotar los temores raciales de la gente blanca se expandieron para demonizar a los latinos, especialmente a los inmigrantes indocumentados.
Haney López también dijo que la retórica que utilizó el presidente Trump durante su campaña, de prohibir la entrada de musulmanes y construir una barda en la frontera con México, se inspiró directamente de una tradición sólida de explotar los temores raciales—nuevamente para apoyar políticas que concentran la riqueza a expensas de todos los demás.
Y la creciente concentración de riqueza en manos de unos pocos en el país es realmente algo temible, Haney López dijo: “La riqueza concentrada es peligrosa. Erosiona los lazos sociales. Termina usando sus poderes para obtener más y más riqueza y poder para sí misma”.
La solución, dijo, se basa en reconocer nuestra humanidad compartida y luchar contra la riqueza concentrada. Esto significa demandar que el gobierno cumpla con todos, promoviendo nuestra prosperidad económica compartida y nuestra prosperidad humana. Significa confiar los unos en los otros.
“Las personas que votan basándose en sus temores raciales están dañándose mucho a sí mismas”, Haney López agregó. “Y esta es realmente la mejor oportunidad, quizás en la historia del país, de decirles a los blancos: ‘Con el racismo, es más lo que pierden que lo que ganan’. El racismo es un arma para dividir y conquistar que nos daña a todos”.
La plática completa de Haney López está disponible para descargar como podcast. Habrá un video disponible (con subtítulos en español) a finales de mayo.