¿Cómo podemos hablar sobre temas raciales y de clase?
Read in EnglishPor Larry Borowsky
Cuando dio una presentación durante la Serie de aprendizaje sobre la equidad en salud de The Colorado Trust en mayo de 2017, Ian Haney López ya había empezado a trabajar en su siguiente obra después de publicar su influyente libro Dog Whistle Politics (La política del “silbato para perros”) en 2014. El resultado, Merge Left: Fusing Race and Class, Winning Elections, and Saving America (Converger a la izquierda: fusionando el aspecto racial y de clase, ganando elecciones y rescatando a Estados Unidos) saldrá a la venta en el otoño de este año. La editorial, New Press, describe Merge Left como “una guía esencial para neutralizar el papel que desempeña el racismo como arma política de división y conquista y fortalecer un futuro progresivo y multirracial”.
Larry Borowsky habló con Haney López por teléfono en junio de 2019. La siguiente transcripción se editó por su longitud y claridad.
Cuéntame sobre Merge Left. ¿Cómo se originó el proyecto y cómo expande el análisis de Dog Whistle Politics?
Dog Whistle Politics puede entenderse como una crítica. Es una historia sobre cómo la derecha movilizó el respaldo popular para que gobiernen los ricos al usar el racismo como arma de división y conquista. Explica lo que hicieron y cómo se implementó durante los últimos 50 años. Deja abierta la pregunta: “¿Cómo pueden responder las personas interesadas en una democracia igualitaria próspera?”
Intentar responder a esa pregunta se convirtió en una tarea aún más urgente después de que Donald Trump ganara las elecciones. Así que un grupo de personas y yo lanzamos un proyecto importante de investigación sobre cómo hablar con la gente acerca del destino convergente que todos compartimos, y sobre la profunda e inseparable conexión entre el racismo y el conflicto entre clases.
¿Asumo que la investigación incluyó una cierta cantidad de encuestas?
Fue un proyecto de un año con varias fases conocido como el Proyecto de la Narrativa Racial y de Clase. Empezamos con activistas que ya estaban tratando de aumentar la solidaridad, gente en el mundo de las fundaciones, de movimientos locales, gente en iglesias. Les preguntamos: “¿Cómo hablan sobre temas raciales y de clase? ¿Cómo aumentan la solidaridad?” Luego ampliamos esto en grupos de enfoque con personas afroamericanas, blancas, latinas, asiático-americanas, inmigrantes y otras a través del país. Después hicimos una encuesta nacional con 2,000 participantes y encuestas a nivel estatal en cuatro estados distintos. Fue un proceso repetitivo para pensar cómo fortaleces un mensaje central que anime a las personas a rechazar la política de división y conquista y demandar un gobierno que funcione para todos.
Al oír todas estas voces, ¿escuchaste un mensaje coherente?
Hay una idea central y luego dos descubrimientos secundarios sorprendentes que ayudan a explicar la idea central. La idea central es: para fortalecer un movimiento interracial, necesitamos hablar sobre el racismo no como un conflicto interpersonal entre las personas blancas y las no blancas, sino como un arma que las élites económicas usan para dividir y distraer a la población. Ese cambio acabó siendo muy poderoso. La gente realmente pudo identificarse con eso.
He aquí las dos grandes sorpresas para mí, como alguien que ha estudiado temas raciales por más de 20 años. Primero, la gran mayoría de las personas blancas con perspectivas raciales derechistas al mismo tiempo mantienen perspectivas raciales progresistas. No sabía eso. … Alternan entre unas y otras. Esta es una noticia extraordinariamente buena, porque significa que la gente progresista no necesita desarmar una montaña de racismo. Las personas progresistas necesitan apelar a los valores antirracistas y racialmente igualitarios que la mayoría de la gente blanca ya posee. Ese fue un momento “¡eureka!” para mí.
El otro gran descubrimiento secundario se relaciona con las comunidades de color. Asumí que las comunidades de color responderían bien a conversaciones sobre el racismo estructural, es decir, sobre el encarcelamiento, la deportación masiva, el prejuicio institucional, la falta de inversión en nuestras ciudades y escuelas. Pero [esas conversaciones] no funcionan bien en comunidades de color, por lo general. La gente sintió que esas discusiones sobre el racismo arraigado eran abrumadoras y opresivas. Hizo que la gente dudara de que el cambio era posible.
Esa es la “montaña de racismo” que mencionaste.
Exactamente. Mientras que, cuando les decimos a las comunidades de color que “el racismo se está usando como un arma contra todos nosotros, blancos, negros, marrones, y las personas blancas están interesadas en unirse a una coalición interracial para que el gobierno realmente ayude a las personas y no a las corporaciones…” Bueno, eso generó mucho entusiasmo y un sentimiento de que quizás sea posible establecer una coalición. Si es realmente beneficioso para las personas blancas formar una coalición con la gente de color, no solo porque el racismo no es moralmente correcto, eso hizo que las personas de color se sintieran mucho más optimistas sobre el potencial de unirse y demandar exitosamente un verdadero cambio.
Cuando dices que las personas mantienen a la vez tanto perspectivas racialmente temerosas como perspectivas progresistas, ¿hay algún ejemplo sobresaliente en el proyecto que ilustre esta afirmación?
Permíteme mencionar solo un ejemplo. Dos hombres blancos en Ohio. Dijeron cosas como: “No hay nada más frustrante que ir a una tienda y ver a una persona negra llenar su carrito con comida y luego sacar la tarjeta del welfare para pagarla, mientras que tú sufres tratando de pagar cinco cosas”. Invocaron el simbolismo de la “reina del welfare”. Estos mismos hombres, más tarde durante la conversación, dijeron: “Nos encanta que nuestros hijos tengan amigos de diferentes grupos raciales. No parecen entender que existan diferencias entre nosotros. Quieren genuinamente a sus amigos negros y marrones”. Uno de estos hombres dijo: “Mi hija tiene una muñeca negra que es su muñeca favorita. Uso esa foto para [mi perfil de] Facebook”. Y no solo está admirando esto en su hija, está construyendo su personalidad pública con una imagen antirracista. Está diciendo: “No quiero un mundo racista. Quiero un mundo de cariño entre diferencias raciales”.
Otra cosa muy importante que dijeron fue: “En lo relacionado con la gente que tiene hambre, necesita estudiar o una vivienda, el gobierno debería [encargarse de] proporcionar esto. Y estoy dispuesto a pagar impuestos para asegurar que el gobierno proteja a todos en este país para que no se vayan a dormir hambrientos o sin un techo que los cobije”.
Así que la pregunta termina siendo: ¿Hacia dónde los empujan? Si los jalan hacia un mensaje que dice que las personas negras y marrones se están aprovechando del sistema, terminamos con un tipo de sociedad. Si los jalan hacia el mensaje que dice: “Estamos conectados entre grupos raciales y esa conexión es como aseguraremos que el gobierno cuide de todos”, terminamos con otra sociedad totalmente distinta.
La tarea de los progresistas es hablar con esas personas en el centro de tal forma que se conecten con los valores que ya mantienen, decirles: “Estos valores son el camino hacia un mundo mejor para tus hijos”. Y una cosa que habría que enfatizar: no son las personas blancas están en el centro. La mayoría de la gente de color también está ubicada en este punto medio capaz de ser persuadido y dirigirse hacia uno u otro lado.
Entonces, ¿quién está hablando así? Sabemos quién está tirando de las audiencias capaces de ser persuadidas hacia un punto de ansiedad racial. ¿Quién está empujándolas hacia los valores progresistas que mantienen?
Merge Left aborda estas dos narrativas de la izquierda en general, lo que podríamos llamar “izquierda de clase” e “izquierda racial”.
La izquierda de clase dice: “Necesitamos un gobierno que ayude a las familias trabajadoras, así que evitemos las conversaciones divisivas sobre temas raciales. Pero no se preocupen, porque las personas de color son desproporcionadamente pobres, esto las ayudará. Así que el populismo económico logra alcanzar la justicia económica, pero también la justicia racial”. Y la izquierda racial dice: “Lo que está pasando en comunidades de color no se relaciona principalmente con la economía. Tiene que ver con la violencia del gobierno. Tiene que ver con la vigilancia policíaca extrema, el encarcelamiento, la deportación masiva, el agua envenenada, las escuelas dilapidadas, los ambientes tóxicos. La justicia económica no reparará el daño que las comunidades de color han sufrido durante siglos”.
Lo que intentamos hacer con Merge Left es desarrollar un mensaje que muestre que para promover tanto la justicia económica como la justicia racial debemos fortalecer la solidaridad interracial. Estamos diciendo que la única manera de lograr una es hacer las dos: que tanto el populismo económico como la justicia racial solo pueden alcanzarse cuando las personas rechazan la política del silbato para perros y votan por líderes políticos que no le deben nada al electorado temeroso de otros grupos raciales, sino que son leales a un electorado multirracial que cree en nuestro destino convergente.
Esa es la diferencia entre lo que la izquierda de clase dice o la izquierda racial dice. [Nuestro mensaje] no prioriza ni la justicia de clase ni la justicia racial. Combina a ambas en un simple mensaje que dice: “El racismo y la violencia del gobierno contra las comunidades de color son armas clasistas que imponen el reinado de los ricos”.
Ahora, ¿quién está haciendo esto? En el ciclo electoral de 2018, el Partido Demócrata de Minnesota desarrolló toda una campaña con un enfoque racial y de clase. Se llamó Greater Than Fear (Más que el miedo) y fue muy exitosa. Tomaron control de la legislatura estatal, ganaron la gubernatura, obtuvieron varios puestos estatales de alto nivel, un puesto en el Senado de EE. UU. y dos representantes en la Cámara. Minnesota en 2018 es un buen ejemplo de lo que podría ser.
He aquí otro ejemplo: [El gremio] SEIU, el cual colaboró en el Proyecto de la Narrativa Racial y de Clase, está intentando organizar una fuerza laboral interracial. Para hacer esto, debe hablar sobre la estrategia de la división. [La unión de trabajadores] AFL-CIO tuvo un consejo asesor económico y de justicia racial, del cual fui presidente adjunto, y se sienten muy cómodos con la idea de que sus líderes usen el tema racial como un arma de división y conquista. Así que los gremios ocupan un puesto muy sólido para hacer el cambio hacia un análisis racial y de clase total.
También diría que esto además tiene mucho sentido para grupos religiosos. Muchos grupos religiosos están comprometidos con esta idea de reconocer nuestra humanidad compartida y nuestra interconexión, para cuidar a los más necesitados entre nosotros. Este tipo de evangelio social se facilita con un mensaje que diga: “La división es intencionada. La solidaridad social también debe ser intencionada”.
Entonces, básicamente, si la política del silbato para perros es una narrativa de división y conquista, Merge Left es el antídoto directo contra eso, una narrativa de unión y fortaleza. No debe existir ningún conflicto entre la izquierda de clase y la izquierda racial.
Precisamente. Necesitamos un mensaje simple que ayude a las personas a entender quiénes son sus aliados, quiénes las amenazan y cómo avanzar a partir de ahora. La derecha proporciona la narrativa, pero la izquierda no lo ha hecho. La izquierda necesita ese simple mensaje: Las personas que nos amenazan son las élites económicas ávaras que manipulan las hostilidades sociales. Nuestros aliados son otras familias trabajadoras, sin importan de dónde vengan, cuál sea su color, cuál sea su identidad de género; ellas son nuestras aliadas. La manera de proceder es con un gobierno y una economía en donde las reglas proporcionen dignidad y oportunidades para prosperar a cada persona.
Ese mensaje puede usarse desde diferentes ángulos. Se puede emplear con la perspectiva de un organizador laboral, una abolicionista de prisiones, unx activista medioambiental. El Green New Deal, evitar la destrucción climática, salvar nuestro planeta, ese es el problema más apremiante que cualquiera de nosotros debería abordar. Sin embargo necesita emplear la misma narrativa central. ¿Qué impide que trabajemos juntos para que la industria petroquímica deje de apoderarse de los gobiernos, desarrolle las normas económicas, escriba las leyes? Es la política de división y conquista.
¿Por qué, durante los últimos 50 a 60 años, la derecha ha sido mucho más eficaz concretando una narrativa central que la izquierda?
El fracaso principal de la izquierda ha sido en la forma como habla sobre temas raciales. La izquierda en general, los intelectuales demócratas, creían que si nombrabas al racismo como un arma, beneficiabas a la derecha porque expandías la idea de que a los progresistas les importan las personas de color pero no las personas blancas. Ese ha sido el mensaje principal del Partido Republicano desde [la presidencia de] Richard Nixon en 1968.
Por eso los progresistas han intentado desarrollar un mensaje exitoso sin nombrar el arma principal que se usa contra nosotros. Y esa es una fórmula para el desastre. ¿Cómo se puede contar una historia persuasiva sin nombrar al antagonista principal? Buena suerte. Cuando hablamos con las personas en los grupos de enfoque, todos estaban conscientes de que existen divisiones raciales. Pero la derecha dice: “Estamos divididos racialmente porque las personas de color son una amenaza”. Mientras tanto, la izquierda principalmente intenta no hablar de eso. Tenemos que nombrar el arma. Porque, a menos que la nombremos, no podremos derrotarla.
Debemos decir: “La razón por la cual estamos divididos racialmente es porque las élites económicas quieren que estemos divididos. Se benefician cuando estamos divididos. Esa es un arma contra ti y tu familia. Las personas de color no son la amenaza. La amenaza proviene de las élites económicas que están tratando de manipularnos para que puedan distorsionar las normas y beneficiarse. Necesitamos unirnos porque así salvaremos a nuestros hijos”.
Ese es el mensaje que necesita adoptarse y repetirse.