¿Se puede cambiar una historia al contarla?
Read in EnglishPor Kristin Jones
Cuando en 2002 el Departamento de Transporte de Colorado inicialmente presentó la idea de expandir la autopista I-25 que atraviesa el vecindario de Eilers en Pueblo, demoliendo varias docenas de hogares, hubo poca resistencia organizada.
El vecindario era un área históricamente de clase trabajadora que creció alrededor de dos grandes empleadores (y contaminadores) locales: la fundidora y la planta siderúrgica. Muchas de las casas en sus alrededores fueron construidas a mitad de siglo y sus dueños y ocupantes eran familias emparentadas que recordaban afectuosamente la iglesia, la escuela y el bar que constituían la trinidad espiritual de la comunidad. Lo llamaban Bojon Town; “Bojon” es una palabra informal en esloveno que refleja la herencia inmigrante de muchas de las familias que vivían ahí.
Pero el vecindario estaba aislado de otras partes de la ciudad debido al desarrollo industrial y la I-25, había sufrido económicamente por la decadencia de la planta siderúrgica y los fuereños con frecuencia lo ignoraban.
Joe Kocman, cuya familia había sido dueña del bar Eilers’ Place por varias generaciones, y su esposa Pam no estaban pensando en iniciar un movimiento local para preservar Bojon Town cuando se comunicaron con las oficinas administrativas de la ciudad. Solo querían solicitar un permiso para construir una cochera en su casa.
Pero el planificador que se apareció, Wade Broadhead, terminó interesándose por la historia peculiar del lugar. Pensando en que se designara a su vecindario como un distrito histórico, los residentes de Bojon Town participaron en una encuesta en 2009, no solo por su arquitectura, sino también por las historias de sus habitantes. La comida, las bodas, la música.
Eso, a su vez, atrajo la atención de una escritora local, Dawn DiPrince, quien tenía raíces familiares en el área y quería evitar que se destruyera o perjudicara. DiPrince organizó eventos para que la comunidad se reuniera y recordara el pasado; “un recuerdo colectivo”, lo llama, seguido de una colección de historias orales y luego la creación de una obra de arte para preservar el legado del vecindario.
El recuerdo colectivo fue “increíble”, Pam Kocman dijo. “Lo recordaré toda mi vida. Todos conocían a todos. Lo que empezó a pasar fue que una persona leía su recuerdo y otra persona contribuía con otra historia relacionada con ese recuerdo”.
Al final de todo, el vecindario no solo acabó por escribir una historia de su comunidad, pero también creo una colección de historias orales, un video y hasta una canción, la cual se presentó ante una audiencia desbordante en la biblioteca.
DiPrince dijo que el producto final no terminó alcanzando el objetivo que ella se imaginó.
“Tenía esta idea ingenua de que ‘produciríamos una historia del vecindario y demostraríamos que este vecindario vale, aunque las propiedades no valgan tanto como antes’”, DiPrince dijo.
No resultó exactamente así.
“Algo aún mejor ocurrió. Los vecinos, al contar sus historias colectivamente y recordar esas cosas…reavivaron su afecto por el vecindario. Se organizaron. Se activaron”, DiPrince dijo. “El vecindario se convirtió en una fuerza imposible de ignorar”.
Los Kocman y otras personas formaron la Asociación del Vecindario de Eilers Heights. Juntos, lucharon contra la expansión de la autopista y riñeron con la Agencia de Protección Medioambiental federal por lo que consideraban era una amenaza potencial más para el vecindario: su designación en 2014 como un sitio Superfund. El vecindario se unió para demandar que la limpieza del Superfund se completara rápidamente y que dejara a la comunidad en mejores condiciones que antes.
Contar historias como activismo comunitario
La iniciativa para contar historias resultó ser uno de varios proyectos de memoria comunitaria que el Museo de Historia del Pueblo ha llevado a cabo bajo el liderazgo de DiPrince, quien ahora es la directora ejecutiva del museo comunitario en History Colorado.
El esfuerzo se expandió a Denver, en donde Marissa Volpe de History Colorado impulsa esfuerzos para recolectar historias en los vecindarios de Globeville y Elyria Swansea, otro sitio Superfund con un fuerte sentido de comunidad que también está luchando contra la destructiva expansión de un gran sistema de autopistas.
Es parte de los esfuerzos del museo histórico para incluir más voces y perspectivas en la historia del estado.
La iniciativa de contar historias, DiPrince dijo, puede servir como precursora del activismo comunitario, como lo fue en el vecindario de Eilers.
“Si las personas sienten que sus vecindarios son lugares descartables, es mucho más fácil que los sistemas se deshagan de sus vecindarios”, DiPrince dijo. “Esta oportunidad de contar historias permite que las personas se opongan a la narrativa de que no valen la pena”.
Contar historias también puede ser el resultado del activismo.
La comunidad de Avondale está ubicada a alrededor de 20 minutos hacia el este de Pueblo en automóvil, en un área antiguamente agrícola que se convirtió en el hogar de muchos empleados del almacén de las fuerzas armadas (Pueblo Army Depot), antes que dejara de funcionar. Un grupo rotativo de residentes ha estado trabajando por años para alcanzar su visión del futuro en la comunidad, con el apoyo de la estrategia de Colaboraciones comunitarias de The Colorado Trust.
Parte del plan de Avondale incluye grabar la historia de la comunidad con el apoyo del Museo de Historia del Pueblo. Ese trabajo empezó con un evento que les pidió a los residentes que recordaran los hogares en los que se criaron, y las cosas que ocurrieron en esos hogares.
Continuó el mes pasado con un evento que invitó a los residentes, y exresidentes, a que trajeran fotografías antiguas.
Un viaje al pasado, juntos
Un soleado sábado, los primeros residentes de Avondale llegaron a las 10 a.m. con carpetas llenas de fotografías. El folleto que anunció el evento decía que se limitaran a traer 10 fotografías, pero muchas personas trajeron muchas fotografías más. Una maestra jubilada trajo pósteres que había hecho sobre la historia de Avondale, remontándose a principios del Siglo XX. Algunas personas trajeron álbumes fotográficos.
La fila para escanear las fotografías era muy larga, pero nadie parecía quejarse. Las fotografías dieron lugar a preguntas y conversaciones. ¿Fue en la década de los 70 o de los 90 cuando se construyeron las primeras veredas en Avondale? ¿Cuándo fue la última vez que se reunió toda la familia? ¿De dónde era exactamente Charles Autobees, el comerciante y pionero que vivió en el Siglo XIX? ¿Y quién es el niño que aparece en esta imagen?
Dianna Aragon trajo fotografías y recortes del diario de su esposo Dan, fallecido en octubre. Una foto descolorida reflejaba a un guapo adolescente de 18 años con el uniforme de las fuerzas armadas; había fotos de él con sus hijos; y recortes del diario del desfile de veteranos que organizó como presidente de la Fundación de Veteranos de Avondale-Boone y el Condado de Pueblo.
El desfile no sucedió el año pasado porque Dan estaba enfermo. “Espero que alguien más lo siga organizando”, Aragon dijo.
Rosemary Aldred, de 90 años, tenía una fotografía de 1920 de Taylor Mercantile Co., la cual su padre abrió con el apoyo de su familia en Inglaterra.
“Me crie trabajando en la tienda”, le dijo a un grupo pequeño de personas que se había reunido para admirar su colección. También recordó la razón por la cual Avondale había recibido ese nombre: uno de sus fundadores pioneros, Sam Taylor, era de una parte de Inglaterra en donde corría el río Avon.
Ray Martino trajo una fotografía de su esposa Lauri cuando tenía 19 años, guiando a un caballo por el agua. Criaron a sus tres hijos aquí.
“Nos encanta este lugar. No podríamos vivir en la ciudad”, Martino dijo, hablando de Pueblo. Se sentía feliz de compartir que una de sus hijas, Amie, se iba a mudar a vivir aquí con su esposo e hija, e iba a construir una casa en la propiedad de la familia. “Estarán a solo una milla de distancia”.
Una visión para el futuro
Últimamente, Avondale ha tenido dificultades para evitar que las familias jóvenes se marchen.
“Cuando teníamos el almacén aquí, teníamos negocios, restaurantes, estaciones de gasolina. Tres bares pequeños. No tenemos ni siquiera un supermercado. Hay gente mayor que ya no puede manejar y no tenemos un sistema de transporte, así que no pueden ir a la ciudad para una cita médica”, Lynn Soto dijo. “Es triste ver así a nuestra comunidad”.
Soto ahora es la organizadora comunitaria para el grupo de residentes en Avondale que están buscando renovar su comunidad. Ella dice que contar historias sobre el pasado es una parte importante de su misión en general, la cual es luchar contra un sentimiento de que a la comunidad la han olvidado. Su remedio es ponerle mucha atención.
“Me gustaría que las personas recordaran que en su momento fuimos una comunidad en apogeo, y las cosas que sí teníamos”, Soto dijo. “Espero que haga que las personas se den cuenta de que podemos ser mejores de lo que fuimos, y ofrecerles a nuestros hijos algo para que puedan ir a la universidad y luego regresar”.
Junto con el proyecto de contar historias, el grupo también apoya a organizaciones locales que ofrecen actividades y servicios para las familias jóvenes que viven ahí actualmente, como Boys & Girls Clubs del Condado de Pueblo y El Centro de los Pobres, el cual ofrece servicios a trabajadores migrantes. Han organizado talleres para fortalecer las habilidades de promoción de la comunidad y aumentado los esfuerzos de interpretación de idiomas que buscan establecer más conexiones entre los residentes que hablan inglés y español.
En Bojon Town, Pam Kocman dijo que contar historias era clave para movilizar al vecindario hacia una visión compartida.
Todas las casas en el vecindario siguen en pie, y el plan de expandir la autopista se ha pospuesto.
Y aunque Bojon Town estaba enfocado en recordar su propio vecindario, los residentes se han conectado más con los vecindarios que viven del otro lado de la autopista, Kocman dijo. Tienen una idea para el futuro, la cual compartieron con la ciudad. Incluye un camino que conecta a los vecindarios, un sendero al Pueblo Riverwalk y muchos recuerdos del pasado.
“Nos hemos unido para ir avanzando”, agregó.
Kocman sabe que pudo haber sido diferente.
“Para serte realmente honesta, creo que hubiéramos estado a merced de estas enormes entidades gubernamentales”, dijo. “Sin un esfuerzo coordinado, creo que las cosas hubieran sido muy diferentes”.